¿Qué es la adolescencia?


¿Qué es la adolescencia?
Para la Ley Orgánica de Protección del niño, niña y adolescente (2000), de la República Bolivariana de Venezuela, se entiende por adolescente toda persona con doce años o más y menos de dieciocho años de edad. Para Krauskopof, el periodo comprendido entre los diez y los veinte años de edad, marcan aspectos fundamentales en el desarrollo del individuo y esto es reflejado en transformaciones psicosociales que coinciden con el inicio de las modificaciones sexuales y la culminación de este crecimiento (Kraukopof, 1999). Basado en lo anteriormente expuesto, la adolescencia puede ser considerada una etapa crucial y fundamental en el desarrollo de los individuos, ya que en esta fase de vida se replantea la definición psicológica, personal y social de las personas, buscando constantemente un sentido propio para la vida y arraizando su pertenencia a una región espacial con caracteres psicosociales, grupales y culturales establecidos (Martin, 1989).
Las etapas del período adolescente han sido denominadas:
Fase puberal: construcción de la imagen personal, cambios corporales, ánimos fluctuantes y conciencia sobre deseos y necesidades. Adolescencia media: afirmación personal-social y afloran las vivencias del amor, emergentes impulsos sexuales. Adolescencia tardía: proyecto de vida enmarcado en familia y sociedad. Estas fases en su conjunción proporcionan nuevos recursos para la diferenciación de identidad y para el replanteamiento de las relaciones con el mundo. (Kraukopof, 1999)
Según Krauskopof es necesario cambiar la percepción sobre que la adolescencia es una etapa de transición, cuando esta fase de desarrollo humano se considera así, sólo se toma en cuenta el “abandono de la niñez por las transformaciones biológicas que se presentan y el ingreso a la edad adulta” (Kraukopof, 1999). Un adolescente no sólo es una transición, es un individuo en desarrollo y éste está sujeto a inestabilidad psicológica, desequilibrio hormonal, perturbación de la conducta y en conclusión todo esto es un periodo de tormenta que tiene como finalidad formar la identidad y los caracteres psicosociales necesarios para la adultez.
Actualmente, la globalización y el desarrollo tecnológico han presentado una gran influencia sobre los adolescentes y esto ha generado cambios vertiginosos y una transculturización que acentúan considerablemente las brechas generacionales y con ello la percepción que tienen los adultos de los individuos que están en las etapas de la adolescencia.
Para concluir, es necesario que cada persona que esté en contacto con adolescentes entienda y comprenda que esta etapa de vida es crucial y está sujeta a cambios constantes, no se puede exigir a un adolescente un razonamiento y comportamiento de adulto y es fundamental el acompañamiento y la orientación constante a pesar del aislamiento y el rechazo del adolescente con dichas prácticas.
ESCRITO POR
DIMAS MEDINA...

Bibliografía
Krauskopof, D. (1999). El desarrollo psicológico en la adolescencia: las transformaciones en una época de cambios. Adolescencia y Salud, 1(2), 23-31. Recuperado el 05 Octubre 2019, desde http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1409-41851999000200004&lng=en&tlng=es.
Ley Orgánica de Protección del Niño y Adolescente, Título I (2000).
Martín, I. (1989). Sistema, Grupo y Poder.  Psicología Social desde Centroamérica Il. UCA Editores. El Salvador.

¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?



¿QUÉ ES LA ADOLESCENCIA?

Las definiciones para esta palabra son muchas dependiendo del autor, su criterio, su línea de investigación y por supuesto su referencia teórica. Sin embargo, en lo que todos coinciden es que es un periodo de tiempo en donde el individuo independientemente de su género experimenta cambios. Para las doctoras Susana Pineda y Miriam Aliño (2002) la adolescencia “es una etapa entre la niñez y la edad adulta, que cronológicamente se inicia por los cambios puberales y […] se caracteriza por profundas transformaciones biológicas, psicológicas y sociales, muchas de ellas generadoras de crisis, conflictos y contradicciones” y ciertamente es así. Diferentes son los estudios y psicólogos que demuestran y comparten aspectos de esa afirmación, también cada uno de nosotros la ha experimentado en su momento, unos con situaciones más marcadas que otras que corresponden sin duda alguna a un contexto social, época y cultura determinada.

Para Juan Delval (1998), Stanley Hall define la adolescencia como “una edad especialmente dramática y tormentosa en la que se producen innumerables tensiones, con inestabilidad, entusiasmo y pasión, en la que el joven se encuentra dividido entre tendencias opuestas”. Estas tendencias opuestas bien podrían ser por ejemplo: lo que quiere hacer y lo que debe hacer el adolescente según su edad y los preceptos sociales, si se plantea desde el punto de vista socio-emocional. Otro ejemplo de esto es la percepción que tiene el joven de sí mismo y como lo ven sus homólogos, ya que para él es importante entrar en ciertos círculos sociales pero sobre todo encajar en ellos y no mostrar inseguridad.

Curiosamente es justo en esta etapa que se empieza a formar lo que llamamos carácter o personalidad y se consolida entre los 20-22 años según la clasificación de Alirio Pérez Lo Presti. Lo que es importante en este período de crecimiento, es que se producen maduraciones biológicas, emocionales e intelectuales en la persona que definen su actitud ante la vida y lo preparan para enfrentar las siguientes etapas en su desarrollo evolutivo: su reproducción, si así lo desea el individuo, sus relaciones socio-afectivas y su desempeño profesional o laboral.

En resumen, la adolescencia es una etapa trascendental en el ser humano que marca un antes y un después, como bien lo indica Elizabeth Hurlock (1970) “es un nuevo nacimiento”, que moldea al joven para un futuro lleno de incertidumbres y cambios constantes.

escrito por:
anni moreno

BIBLIOGRAFÍA:

Borrás, T. (2014). Adolescencia: definición, vulnerabilidad y oportunidad. vol.18
no.1. Holguín. Recuperado de http://scielo.sld.cu/scielo.php?pid=S1560-43812014000100002&script=sci_arttext&tlng=pt
Dávila, O. (2004). Adolescencia y juventud: de las nociones a los abordajes.Última década, 12(21), 83-104. Recuperado de https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22362004000200004

Delval, Juan (1998): El desarrollo humano. Madrid: Siglo XXI.

Hurlock, E. (1970). Psicología de la adolescencia. Vol. 2, serie 2. Editorial Paidos,
Buenos Aires.

Pineda S. y Aliño M. (2002). El concepto de adolescencia. Manual de prácticas
clínicas para la atención integral a la salud en la adolescencia, 2. Recuperado de https://ccp.ucr.ac.cr/bvp/pdf/adolescencia/Capitulo%20I.pdf

CUENTOS DE MI NONO (EL HIJO ADIVINO)


 CUENTOS DE MI NONO ALFONSO
Alfonso Morales era el nombre de mi abuelo, nativo del pueblo de Bailadores del Estado Mérida, Venezuela. Años antes de su muerte pude hacerle una profunda entrevista acerca de su vida. Hoy comparto uno de los tantos cuentos que me relato.
CUENTO EL HIJO ADIVINO
Cierto día se fue un hombre de su casa medio bobón y le dijo a la mama que se iba de la casa para ser adivino. Entonces cierto día llego a la casa de un rey y en esos días le habían robado un anillo al rey, tres sirvientas que allí trabajaban entonces como aquel joven había llegado a la casa del rey a pedirle posada, pasándose ser por adivino, el rey lo llamo para que le dijera quien le había robado el anillo, pero el anillo se lo habían robado entre las tres sirvientas entonces la primera noche dijo el adivino: (de tres una) y dijo que la segunda noche hacia otra pregunta. Y la noche siguiente dijo: (de tres dos) entonces las mujeres se asustaron mucho y dijeron que al otro día iba a decir de tres las tres, entonces llamaron al adivino y le entregaron el anillo para que no las hiciera quedar mal, entonces el adivino le puso al rey el anillo en la mano, y el rey exclamo este hombre es en verdad un adivino.

Las sirvientas en recompensa de no delatarlas le dieron al adivino un dinero y el rey también por recuperar el anillo. Entonces el rey pensó que eso era pura mentira, que eso no era nada de adivino, sino que ese hombre era un charlatán.
Entonces mato una puerca y en un papel de cristal puso el rabo de la puerca escondido y lo tapo con un vaso entonces el rey le dijo: (que adivinara que estaba debajo del vaso), pero el hombre tenía el resabio de decir (aquí tostó la puerca el rabo) y entonces le adivino.

Y a la segunda noche el rey siguió con la duda entonces le puso una mierda envuelta en papel cristal, entonces el rey llamo al adivino y le pregunto: ¿qué había encima de la mesa? entonces el joven adivino le respondió: (que cuando salió de su casa su madre le había dicho que iba ser adivinador de mierda entonces la pego completico.

Entonces el rey impresionado le dio una plata y el joven le dijo al rey: (ya me voy de acá porque  ya pegue tres vainas y otra no puedo adivinar).

Mi abuelo mismo me comentaba estos cuentos que parecen chistes, pero quien quita  que pudieron ser ciertos en la antigüedad.

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JOSÉ ALFONSO MORALES ROSALES

UN ACERCAMIENTO AL CUARTO EVANGELIO


         

UN ACERCAMIENTO AL CUARTO EVANGELIO
El evangelio de Juan, forma parte del canon de los libros de la Sagrada Escritura, por tanto la necesidad de conocer los elementos que se desprenden de esta composición que llega a nosotros, como palabra de Dios comunicada y transmitida. Previamente, debemos aseverar que el cuarto evangelio, es diferente a los otros tres. Porque tiene fuentes propias; se escribe en base a sus recuerdos y adquiere un propósito distinto. Podemos notar, en el evangelio de Juan, un lenguaje y estilo muy sencillo, pero con un gran contenido teológico. Desde el punto de vista literario está escrito en (griego Koiné), un lenguaje bastante popular.   
          El evangelio de Juan es una contestación al ambiente que vive su comunidad. A la polémica sobre la divinidad y humanidad de Jesús, el evangelista responde profundizando en el misterio de su encarnación y muerte. Y ante la tentación de huir del mundo, exhorta a los discípulos para que afiancen su fe en Jesús, y, unidos a él, salgan al mundo para dar testimonio de la verdad.

       
1.1  De los evangelios sinópticos al cuarto evangelio
          El evangelio de Juan es distinto a los evangelios sinópticos en su estilo y contenido. Este libro es llamado el “evangelio espiritual”, pues traspasa la dimensión exterior de los acontecimientos, para contemplarlos a la luz de la gloria de Cristo y del don del Espíritu. Este escrito, con un lenguaje sencillo, nos muestra el mensaje salvador de nuestro Señor Jesucristo. Por ello al acercarnos a su estudio debemos hacer el esfuerzo de ir caminando a captar las honduras de sus enseñanzas a través de la impresionante sencillez y gran profundidad teológica.
          A la hora de comparar el evangelio de Juan con los sinópticos, nos comenta (Oporto S. y García M. 1997, p. 264) lo primero que debe afirmarse es que Juan pertenece, lo mismo que los sinópticos, al género literario evangelio. En él se describe la actuación de Jesús desde sus contactos con el Bautista hasta su muerte y resurrección; también la información de sus milagros y actividad doctrinal. A diferencia de los sinópticos en este cuarto evangelio podemos encontrar una gran novedad, que se puede apreciar desde diferentes ángulos:
·      Hay temas importantes que narran los sinópticos y omite Juan: el evangelio de la infancia, discurso o sermón de la montaña, las grandes parábolas y expulsiones de demonios.
·      Juan aporta un material desconocido por los sinópticos: los episodios de Nicodemo, la samaritana, el paralítico de la piscina, el ciego de nacimiento, la resurrección de lázaro y las alegorías del pastor y la vid.
·      En relación con la forma literaria: el material sinóptico está compuesto por narraciones aisladas, sentencias breves o grupos de sentencias, que han sido ordenadas y sistematizadas por los evangelistas. En Juan, por su parte, predominan los discursos temáticos. Presenta, además, temas nuevos, utiliza un vocabulario y técnicas nuevas a él.

          1.2 Autor y fecha de composición.
          Una pregunta clave que nos podemos hacer con respecto al evangelio de Juan, es la siguiente ¿Quién es el autor de esta obra tan rica y tan compleja? Podemos dar respuesta a esta cuestión desde varios enfoques. En un primer momento la tradición, casi unánimemente, responde que el autor del cuarto evangelio es Juan el apóstol, hijo de Zebedeo, esto se ve reflejado, desde la época de San Irineo, hacia el año 180.
          Otra de las repuestas a esta incógnita nos la brindan (Oporto S. y García M. 1997, p. 264) nos explican que siguiendo las características literarias y teológicas del cuarto evangelio y el análisis interno de la obra afirman que su autor no puede ser Juan el Zebedeo, como lo ha afirmado la tradición; Más aún, ellos consideran que su autor no pertenece al círculo de los Doce.
          Por último, en cuanto a la identificación del discípulo amado, debemos tener en cuenta que según los expertos bíblicos concuerdan que no corresponde a Juan el Zebedeo ni ninguno de los Doce. Más sin embargo, existen varias hipótesis. Una de ellas, es la que presenta como candidato firme a Lázaro, esta se apoya en los argumentos siguientes: solo de él se dice que lo amaba Jesús (Jn 11,3); a él conviene como a nadie el rumor sobre aquel discípulo que no moriría (Jn 21,23); el discípulo amado solo aparece en escena después de la resurrección de Lázaro, la primera vez en la última cena. Ahora bien, ante la falta de argumentos definitivos, se puede hablar que el cuarto evangelio es una obra de un autor anónimo.
         
          1.3            División del cuarto evangelio
        Nos comentan (Oporto S. y García M. 1997, p.268) que el evangelio de Juan se nos presenta a Jesús como el Hijo del Padre que, arrancándose de su más íntima unión con él, aterriza en nuestra historia y comparte nuestra naturaleza humana. Comunica a los hombres los secretos y la vida misma de Dios y retorna después, a través de su pasión y glorificación.
          Dicho evangelio cuenta con 21 capítulos y puede dividirse en cinco parte las cuales son: según (Miranda, J. 2006, p.177)
1.      Prólogo: presentación del Hijo, “Palabra de Dios”: 1,18
2.   Ministerio público del Hijo de Dios:
-Frente a sus discípulos: 2-4
-Frente a sus multitudes: 5-6
-Culminación del ministerio público: 11-12
3.   Ministerio privado del Hijo de Dios:
-La última cena: 13,30-31
-Discurso final: 13,31-16,33
-Oración sacerdotal: 17,1-26
4.   Ministerio de la pasión y muerte y resurrección:
-Traición y juicios: 18-19
-Crucifixión y sepultura: 19,16-42
-Resurrección: 20,1-31
5.   Epílogo: Llamamiento final del Hijo de Dios: 21,1-25

1.4 Contenido doctrinal y propósito
        La riqueza teológica del evangelio de Juan es proverbial en la historia de la interpretación del Nuevo Testamento. No podemos pretender exponer en toda su amplia extensión la extensa problemática que encierra. Uno de los puntos claves en dicho evangelio, lo representa la persona de Jesús, que ocupa el centro del mensaje en el cuarto evangelio.  Con su estilo descriptivo y realista. Logramos captar el alcance de la misión histórica de Jesús que se nos presenta, a través, del mundo simbólico: luz, tinieblas, agua, vino, bodas, camino. Sobre este trasfondo de símbolos, Juan hace emerger la progresiva revelación del misterio de la persona de Jesús, hasta su “hora” suprema en que se manifiesta con toda grandeza.
         
          Para (Miranda, J. 2006, p.p.176-177), existen tres características importantes en el cuarto evangelio, están son:


*Señales: es el término que emplea Juan para calificar los milagros de Jesús. Esas señales tienen como objeto mostrar que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios. Siete señales subraya con tal fin: la del agua trasformada en vino, que es el poder de Jesús sobre la cualidad. La de la curación del hijo de un noble, que es el poder sobre la distancia. La de la curación de un paralítico, que es el poder de Jesús sobre el tiempo. La alimentación a cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños, que es el poder de Jesús sobre la cantidad. La de caminar sobre las aguas, que es el poder de Jesús sobre las leyes naturales. La curación de ciego, que es el poder de Jesús sobre la impotencia. Y finalmente la de la resurrección de Lázaro, que es el poder de Jesús sobre la muerte.

*Creer: es una de las palabras más usuales en este libro de Juan. Aparece por lo menos 98 veces. Y siempre se encuentra en forma verbal “creer”, nunca como sustantivo “creencia”. Lo cual da impresión de acción, de algo que sucede. La palabra se emplea para indicar la respuesta del pueblo de Jesús. “Si creen en El, serán seguidores suyos; si no creen, serán sus contrarios”. “Creer” tiene también varias palabras sinónimas: “recibir” (1,12); “entrar” (10,9), etc. Muy llenas de significado.

*Vida: es otro de los términos que emplea mucho Juan. Es el resultado de creer en Él. El que recibe vida, se convierte en hijo de Dios. Es la naturaleza divina comunicada al creyente. El Espíritu Santo, que es el agente de la regeneración, será como ríos de agua viva que fluye de dentro del que ha bebido el agua de vida (7,37).

          Juan, pues, al escribir esta historia íntima de Jesús, trata de situar a los lectores frente a esta persona divina, que con sus palabras y señales nos invita a decidirnos. Sus enseñanzas son profundas, íntimas y muy personales. La intención del cuarto evangelio es la enseñanza, no la narración.  Esto significa que el interés principal de la obra es el teológico no el histórico.  También los recursos literarios tienen sus propios caminos, a veces las palabras o frases tienen un doble sentido, buscado por el evangelista, porque uno aclara y completa al otro. (Oporto S. y García M. (1997), p. 267).

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JOSÉ ALFONSO MORALES ROSALES 
CORREO: eudesjosea@gmail.com 

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