CUENTOS
DE MI NONO ALFONSO
Alfonso
Morales era el nombre de mi abuelo, nativo del pueblo de Bailadores del Estado
Mérida, Venezuela. Años antes de su muerte pude hacerle una profunda entrevista
acerca de su vida. Hoy comparto uno de los tantos cuentos que me relato.
CUENTO EL HIJO ADIVINO
Cierto
día se fue un hombre de su casa medio bobón y le dijo a la mama que se iba de
la casa para ser adivino. Entonces cierto día llego a la casa de un rey y en
esos días le habían robado un anillo al rey, tres sirvientas que allí
trabajaban entonces como aquel joven había llegado a la casa del rey a pedirle
posada, pasándose ser por adivino, el rey lo llamo para que le dijera quien le
había robado el anillo, pero el anillo se lo habían robado entre las tres
sirvientas entonces la primera noche dijo el adivino: (de tres una) y dijo que
la segunda noche hacia otra pregunta. Y la noche siguiente dijo: (de tres dos)
entonces las mujeres se asustaron mucho y dijeron que al otro día iba a decir
de tres las tres, entonces llamaron al adivino y le entregaron el anillo para
que no las hiciera quedar mal, entonces el adivino le puso al rey el anillo en
la mano, y el rey exclamo este hombre es en verdad un adivino.
Las
sirvientas en recompensa de no delatarlas le dieron al adivino un dinero y el
rey también por recuperar el anillo. Entonces el rey pensó que eso era pura
mentira, que eso no era nada de adivino, sino que ese hombre era un charlatán.
Entonces
mato una puerca y en un papel de cristal puso el rabo de la puerca escondido y
lo tapo con un vaso entonces el rey le dijo: (que adivinara que estaba debajo
del vaso), pero el hombre tenía el resabio de decir (aquí tostó la puerca el
rabo) y entonces le adivino.
Y
a la segunda noche el rey siguió con la duda entonces le puso una mierda
envuelta en papel cristal, entonces el rey llamo al adivino y le pregunto: ¿qué
había encima de la mesa? entonces el joven adivino le respondió: (que cuando
salió de su casa su madre le había dicho que iba ser adivinador de mierda
entonces la pego completico.
Entonces
el rey impresionado le dio una plata y el joven le dijo al rey: (ya me voy de acá
porque ya pegue tres vainas y otra no
puedo adivinar).
Mi
abuelo mismo me comentaba estos cuentos que parecen chistes, pero quien quita que pudieron ser ciertos en la antigüedad.
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JOSÉ
ALFONSO MORALES ROSALES
CORREO:
eudesjosea@gmail.com
Un cuento con mucha picardía, algo picante, pero muy bueno para pasar un rato ameno. Gracias. Y en espera de los otros que contó el Nono.
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