¿A QUÉ LLAMAMOS AMISTAD?
No
todas las relaciones de amistad sobreviven en el tiempo. A lo largo de nuestro
ciclo vital vamos incorporando nuevas relaciones afectivas de amistad, pero
también es un hecho que muchas de ellas no sobreviven y se quedan por el
camino.
En
la antigua Grecia, el gran filósofo Aristóteles reflexiona acerca del valor de
la amistad en su escrito Ética a Nicómaco, en donde concede una gran importancia
a esta relación o vínculo afectivo que eleva a la condición de virtud.
Aristóteles enfatiza en su convicción de que la amistad es algo especialmente
valioso y único en la vida de los seres humanos:
“La amistad es lo más necesario para la vida. En efecto,
sin amigos nadie querría vivir, aunque tuviera todos los otros bienes; incluso
los que poseen riquezas, autoridad o poder, parece que necesitan sobretodo
amigos”[1]
Aristóteles
reconoce la necesidad de la amistad por el carácter social del hombre y
diferencia tres formas o tipos de amistad:
1-) La buena amistad o la amistad perfecta
Podríamos
considerarla como un prototipo de la amistad deseada por todos aunque no sea
proclive de producirse en cualquier interacción. Se trata de la verdadera
amistad, cuyas características residen en: la reciprocidad, la falta de
interés, el deseo del bien para el otro, la empatía, la comprensión, la
intimidad, el apoyo, el respeto y la confianza.
Es
un tipo de amistad basada exclusivamente
en el bien y por el bien de la otra persona, es decir, se quiere únicamente al
amigo por él mismo, tal y como es. Por sus intrínsecas e identificativas
características, suele ser un tipo de amistad de una gran solidez y duradera en
el tiempo.
2-) La amistad basada en el placer
Podríamos
considerarla como una amistad de carácter accidental en la que no se quiere al
amigo por sí mismo o por lo que es, sino como resultado de una búsqueda de
placer y disfrute. Es un tipo de amistad que se manifiesta con frecuencia en
las interacciones que se establecen entre los jóvenes.
3-) La amistad basada en la utilidad
Es
también un tipo de amistad, según Aristóteles, de carácter accidental, en la
cual no se quiere al amigo por sí mismo ni por lo que es, sino porque resulta
ser beneficioso o útil para nuestros propios intereses. Es, en suma, una
amistad por interés que surge para compensar mutuamente una o varias
necesidades. Este tipo de amistad cesa cuando el interés o beneficio ha sido
satisfecho, y su condición de amistad por utilidad se origina en la desemejanza.
Para
que la amistad pueda establecerse como vínculo afectivo, existe una condición
de suma relevancia que es la libertad. Es decir, la amistad verdadera sería
aquella que se establecería desde la libertad, sin ningún tipo de presión
externa.
Elementos
esenciales del vínculo afectivo de la amistad son: el afecto, el amor
desinteresado, la confidencialidad, la colaboración. Todos estos elementos
pueden estar presentes pero si en la relación no existe una libertad recíproca
es difícil que se constituya un vínculo de amistad.
LOS VERDADEROS AMIGOS SE CUENTAN CON LOS DEDOS DE UNA
MANO
Con
respecto a la cantidad de amigos, Aristóteles señala que la amistad perfecta
debe tenerse con sólo una persona, o bien con pocos:
“No
es posible ser amigo de muchos con perfecta amistad”
La
amistad íntima, no se contrapone con la amistad social. Aristóteles afirma,
desde otros aspectos, que se puede ser amigo de muchos:
“Se
habla, pues, de amistad entre parientes, entre compañeros, entre miembros de
una comunidad, siendo esta última la llamada amistad política”.
Erez
Shmueli, es responsable de un estudio realizado por la Universidad de Tel Aviv
y el Instituto de Tecnología de Massachusetts, llevado a cabo con 84 personas y
apoyado con un sondeo realizado entre 600 estudiantes de Israel, Europa y
Estados Unidos. Shmueli afirmó:
“Hemos
descubierto que el 95% de los participantes en la investigación consideraba que
sus relaciones de amistad eran recíprocas. Si piensas que alguien es tu amigo,
esperas que esa persona piense igual que tú. Pero no es así: sólo el 50% de los
entrevistados encajaba en la categoría de amistad bidireccional, es decir, la
que se produce por ambas partes”[2]
Mediante
la creación de un algoritmo han podido valorar la bidireccionalidad de las
relaciones sociales. Es decir, si existe reciprocidad en la relación de amistad
entre dos personas. La conclusión a la que se llegó es que sólo la mitad de
aquellos a los que llamamos amigos verdaderos piensan de nosotros del mismo
modo.
Quien
ha encontrado un amigo ha encontrado un tesoro….
Valoremos
el don de la amistad…
LEE,
COMENTA Y COMPARTE….
JOSÉ
ALFONSO MORALES ROSALES
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Bibliografia:
–
Alberoni, F. (1985) La amistad. Barcelona. Gedisa .
– Aristóteles. (1984) Moral a Nicómaco.
Madrid Espasa Calpe.