El Día
Mundial de la Salud Mental se conmemora todos los 10 de octubre, con una
campaña que busca concentrar la atención mundial en la identificación,
tratamiento y prevención de algún trastorno emocional o de conducta destacado
para ese año.
El
día de ayer miércoles, 10 de octubre, se celebró la XXVI edición del Día
Mundial de la Salud Mental, una efeméride impulsada desde el año 1992 por la
Federación Mundial para la Salud Mental (WFMH) con la ayuda de la Organización
Mundial de la Salud, teniendo el objetivo: de
concienciar e informar a la población sobre los trastornos mentales y sobre la
realidad y necesidades de los pacientes. De acuerdo con las
estimaciones de la OMS, una de cada cuatro personas del planeta, o lo que es lo
mismo, cerca de 1.700 millones de personas, padecerá un trastorno mental a lo
largo de su vida.
El tema elegido para este año fue: es “jóvenes y salud
mental en un mundo cambiante” como se explica en el texto, dice
“queremos llamar la atención sobre los problemas que nuestros jóvenes están
afrontando a día de hoy en el mundo e iniciar una conversación sobre sus
necesidades para crecer felices, saludables y resilientes. Aprovechemos este
año para enfatizar las necesidades de nuestros jóvenes. Es hora de tomar una
posición y exigir más para esta población vulnerable. ¡Nuestro futuro depende
de ello!”.
Como
lo dice el texto: “imagine cómo es
crecer en el mundo actual, luchando constantemente contra los efectos de las
violaciones de los derechos humanos, las guerras y la violencia en el hogar,
los centros educativos y los lugares de trabajo. La población joven pasa la
mayor parte del día en internet, experimentando ciber crímenes y ciber acoso y
jugando a videojuegos violentos. La incidencia de suicidios y abuso de
sustancias se ha incrementado de forma continuada, los jóvenes LGTBI se sienten
solos y perseguidos por ser fieles a sí mismos, y los jóvenes adultos se
encuentran en una edad en la que pueden padecer trastornos mentales graves y,
aun así, se les enseña poco o nada sobre la enfermedad mental y el bienestar”.
Es
importante tener en cuenta lo que dicen las cifras, donde muestran que en
nuestro Continente la mayoría de los niños que necesitan atención de salud
mental no reciben el tratamiento necesario. Desde una perspectiva financiera,
está claro que el tratamiento temprano de niños y adolescentes puede reducir los
costos de la atención en años posteriores así como también los costos sociales,
por los comportamientos antisociales que pueden ser resultado del fracaso del
tratamiento en la temprana edad.
Además, el suicidio en los jóvenes es
un problema de salud mental generalizado y es la tercera causa de muerte entre
los adolescentes en todo el mundo, según esta investigación. El abuso de
sustancias en adolescentes también es un problema mundial. La Organización
Panamericana de la Salud (OPS) está
trabajando con los países para elaborar programas especiales para niños y
adolescentes. La elaboración de estrategias apropiadas que enfoquen a la salud
mental de los niños, además del mejoramiento de los servicios especializados
puede tener un impacto positivo muy fuerte. La OPS fue
establecida en 1902 y es la organización de salud pública más antigua del
mundo. Es la Oficina Regional para las Américas de la Organización Mundial de
la Salud (OMS) y
trabaja con los países para mejorar la salud y elevar la calidad de vida de sus
habitantes.
LA MITAD DE LAS ENFERMEDADES
MENTALES COMIENZAN ANTES DE LOS 14 AÑOS
La
mitad de las enfermedades mentales comienzan antes de los 14 años, pero la
mayoría de los casos ni se detectan ni se tratan. Con respecto a la carga de
morbilidad entre los adolescentes, la depresión ocupa el tercer lugar. El
suicidio es la segunda causa de muerte entre los 15 y los 29 años. El uso
nocivo del alcohol y de drogas ilícitas entre los adolescentes es un gran
problema en muchos países y puede generar comportamientos peligrosos, como las
prácticas sexuales de riesgo o la conducción temeraria.
LA PREVENCIÓN EMPIEZA POR UN MEJOR
CONOCIMIENTO
Es mucho lo que se puede hacer para ayudar
a crear resiliencia mental desde edades tempranas con el fin de evitar la
angustia y las enfermedades mentales entre los adolescentes y los adultos
jóvenes, así como para tratar las enfermedades mentales y lograr la
recuperación. La prevención comienza por conocer y entender los signos y
síntomas precoces que alertan de una enfermedad mental. Los padres y los
profesores pueden contribuir a crear en los niños y adolescentes aptitudes que
les ayuden a hacer frente a los retos que se encontrarán cada día en casa y en
la escuela. En las escuelas y otros entornos comunitarios se puede prestar
apoyo psicosocial, y, por supuesto, se puede iniciar, mejorar o ampliar la
capacitación de los profesionales sanitarios para que puedan detectar y tratar
los trastornos mentales.
La inversión pública y la participación de
los sectores social, de salud y de la educación en programas integrales,
integrados y basados en evidencias para la salud mental de los jóvenes son
esenciales. Esta inversión debe vincularse con programas que den a conocer a
los adolescentes y a los adultos jóvenes cómo cuidar su salud mental y que
ayuden a sus compañeros, padres y maestros a saber cómo prestar apoyo a sus
amigos, hijos y alumnos. Este es el objetivo del Día Mundial de la Salud Mental
de este año.
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José Alfonso morales rosales
eudesjosea@gmail.com
Disponible en:
*https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%ADa_Mundial_de_la_Salud_Mental
*http://www.who.int/mental_health/world-mental-health-day/2018/es/
Excelente artículo, comparto plenamente lo expresado y claramente resumido, en mi modesta opinión, en el último párrafo del mismo. La salud mental se alimenta de un claro y adecuado sentido de la vida fundamentado en el amor que nos lleva a trascender nuestro propio ser, motivándonos a crecer en el ejercicio del amor y la caridad, el servicio a los más necesitados. Basta que miremos a nuestro alrededor para encontrar alguien que camina en un mundo de confusiones y desamor. Es una buena meta ayudar a los que nos rodean a encontrar el camino de la verdadera felicidad: el amor fraterno. Eso y una adecuada crecimiento espiritual, me ha enseñado la vida, ayuda a crecer y a mantener adecuada salud mental.
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