¿qué es el amor? .... ¿es una luz? ¿una magia? ¿existe o no?


     
       El término Amor se ha convertido hoy en una de las palabras más utilizadas y también de las que más se abusa, a la cual damos acepciones totalmente diferentes. Y no podemos hacer caso omiso del significado que tiene este vocablo en las diversas culturas y en el lenguaje actual.

         
   En primer lugar podemos identificar en el amplio campo semántico de la misma palabra; se habla de amor a la patria, de amor por la profesión, amor entre amigos, entre padres e hijos, entre hermanos y familiares, del amor al prójimo y del amor a Dios. El amor entre un hombre y una mujer en el cual intervienen inseparablemente el cuerpo y el alma. Nos damos cuenta del campo tal amplio que una sola palabra encierra, entonces nos entra la duda de ¿es un solo termino que unifica muchas realidades diferentes?

Vamos a descubrir los diferentes tipos de amor que existen:
1.      Philia (amor de familia)
2.      Eros (el amor entre hombre y mujer)
3.      Agape (amor de entrega total)
           
Existen una crítica bastante duda por parte del filósofo NIETZCHE, quien explica que el cristianismo le habría dado de beber al eros un veneno, el cual aunque no le llevo a la muerte, le hizo degenerar en vicio[1]. El filósofo alemán dice esta afirmación porque él considera que la Iglesia, con sus preceptos y prohibiciones, ¿convierte en satánico lo más hermoso de la vida? ¿Pone carteles de prohibición a un acto humano que es fuente de alegría, predispuesta en nosotros por el Creador? Pero valdría la pena preguntarse ¿Nictzche está en lo correcto? La Iglesia ¿Ha destruido el Amor?

            Considero que el alemán va a los extremos cuando hace esa afirmación. Pero no cabe la menor duda que el Amor en el caso del erótico (ebrio e indisciplinado no es elevación a lo divino, sino caída, degradación del hombre. Resulta así evidente que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar lo más alto de su existencia. Para lograr esa meta no hay que dejarse llevar por el instinto; hace falta maduración. Pero esto no significa matar o envenenar al eros, sino sanarlo para que su alcance tenga verdadera grandeza).
            Siempre se ha criticado a la religión de haber sido enemigo de la corporeidad, y de hecho siempre se ha existido ese choque. Pero el modo indiscriminado de exaltar el cuerpo en la actualidad resulta engañoso y una burla total.

Porque como vemos en los jóvenes (el eros) degradado a puro sexo, se convierte en mercancía, en simple objeto que se vende al mejor postor y el mismo hombre deja de ser hombre y se transforma en mercancía, en simple objeto que se puede comprar y vender; más aún, el hombre mismo se trasforma en mercancía.  Por esta razón el eros necesita de purificarse y ese camino de purificación se encuentra abriéndole las puertas al amor AGAPE. Es el amor que se ocupa y se preocupa por el otro. El que ya no se busca a sí mismo y está dispuesto al sacrificio.


            Abramos las puertas del alma al amor verdadero. Ese amor de entrega de sacrificio, ese amor que es puro y que nace de lo más profundo del corazón y no de un deseo libinal. Apostemos por el amor…

José Alfonso Morales Rosales


[1] Cf. JENSEITS VON Gut un BÖse, IV, p.168.

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