Fácil y rápido se puede contestar a la pregunta que plantea este articulo…. Los cristianos no celebramos Halloween porque, envuelta en inocencia y diversión, es una fiesta declaradamente satánica.
La noche entre el 31 de octubre se celebra, a nivel mundial “Halloween” o la “fiesta de los muertos”. Es una fiesta de terror, que a cualquier persona cuerda le pone los pelos de punta, por el sentido y significado que esta efeméride tiene.
Halloween aparenta ser una ingenua y entretenida sátira, pero es en realidad una fiesta satánica, en honor a Satán, disfrazada de inocencia y diversión, para alcanzar a los más inocentes. Un evento oscuro y enfermizo importado desde los Estados Unidos.
Sorprendentemente, aún hay cristianos que se cuestionan si deberían o no celebrar Halloween. La respuesta es clara y rotunda: No. Cristo, a quien dicen seguir, condena todas las prácticas relacionadas con brujería, hechicería, adivinación, idolatría, etc., que son la base de esta fiesta pagana.
La inmoralidad sexual, las drogas (incluyendo el alcohol), las prácticas ocultistas, los robos y los homicidios están directamente relacionados con esta celebración del mal. Halloween es la “inocente” iniciación al ocultismo, y busca eliminar la sensibilidad sobre lo que está mal. Al fin y al cabo, “el mal no es tan malo”, es divertido.
Cosas a tener presente
* La grandiosa calabaza, adorno tipico de Halloween, es en realidad la representacion de la cabeza que cortaban los druidas a sus sacrificios humanos, ya que consideraban la cabeza del muerto como un dios.
* La noche del 31 de octubre era el mejor momento del año para practicarla adivinación y la hechicería, y en ella realizaban aquelarres de brujos. Invocaban a los espíritus de los muertos (Satanás y sus esbirros) realizando sacrificios de animales y seres humanos, además de ritos horripilantes, para después, comer todos juntos junto a la fogata en la que habían quemado animales, niños o mujeres, que eran previamente ultrajados antes de ser decapitados y quemados.
· El origen del “inocente” “truco o trato” proviene del trato que se hacía con las familias para que entregaran a esos animales, niños o mujeres. Si la familia los entregaba, los sacerdotes dejaban un tubérculo (posteriormente calabazas) tallado simulando una cara grotesta, en el interior de la cual colocaban una vela encendida hecha de grasa humana para que los demonios no entraran en esa casa y mataran a los que vivían allí.
· El 31 de octubre se mantiene oficialmente cómo la fiesta de los satanistas, los ocultistas y adoradores de Satanás marcando el comienzo de un nuevo año para el ejército de la brujería. Esa noche es cuando los poderes satánicos ocultos y la brujería llegan a su nivel máximo de potencia. La noche del 31 de octubre satanás concede poderes a sus súbditos. Además, los brujos y satanistas, han declarado la semana del 2 al 9 de noviembre, como la “semana del poder satánico”.
Hoy la brujería, el espiritismo y el satanismo están a la orden del día y aparecen en los medios con asiduidad. Nos hemos acostumbrado a ello, pero no por eso deja de ser malo y peligroso. La Biblia es clara cuando nos previene:
· Efesios 5,11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.
· 1 Corintios 10,21 No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
· 1 Pedro 5,8 Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar.
· Efesios 5,8 Porque en otro tiempo erais tinieblas, mas ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz 5:11 Y no participéis en las obras infructuosas de las tinieblas, sino más bien reprendedlas.
No hay absolutamente nada bueno, nada edificante, nada positivo en esta fiesta del horror. Un cristiano verdadero, y cualquier persona con un mínimo de sentido común, seguirá el consejo del apóstol Pablo, registrado en Filipenses 4,8 que dice: Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Los cristianos no tenemos nada que ver con la perversión, la inmoralidad, la muerte y el ocultismo, y por supuesto, nos negamos a celebrarlo.
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